I SEMANA - PRIMER DÍA - Consagración de bienes exteriores
I SEMANA – PRIMER
DÍA
Consagración de bienes exteriores para quitar el pensamiento del
mundo de nuestras cabezas.
1.- Por
la mañana, al levantarse:
Rezar:
o
Credo
Creo en un solo
Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la
tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo
Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido
del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación bajó
del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue
crucificado
en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha
del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a
vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador
de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el
Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por
los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del
mundo futuro.
Amén.
o
Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según
lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre. (Lucas 1, 46-55)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en
principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen.
o
Consagración
del día a María para que actúe en nosotros y nos proteja de todo peligro.
Oh, Señora mía, oh, Madre mía, yo me ofrezco enteramente a Ti, y
en prueba de mi filial afecto te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi
lengua, mi corazón; en una palabra: todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh,
Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
o
Invocación del
Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo,
y envía del Cielo
un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres,
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh luz santísima!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus
fieles.
Sin tu ayuda,
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está manchado,
riega lo que está árido,
sana lo que está herido.
Dobla lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está
extraviado.
Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus siete sagrados dones.
Dales el mérito de la
virtud,
dales el puerto de la
salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén.
o
Oración
María, tú que has proclamado que Dios
despide a los ricos con las manos vacías, te quiero decir que sobre la tierra
el tesoro que solo deseo es tu Hijo, el fruto de tus entrañas, de manera que
donde esté mi tesoro esté también mi corazón. Te consagro mis bienes, todas mis
cosas, de manera que las dispongas para el Reino.
Tú que nos has dado el pan de Vida,
recoge los frutos de mi trabajo para que se multipliquen y se repartan. La
Palabra de tu Hijo que nos dice que nadie puede servir a dos amos a la vez.
Esta Palabra me hace decirte que no quiero nada de otro, solamente servir a un
amo que es Dios y a su humilde esclava, o sierva que es mi Reina. María yo te
consagro mi trabajo el fruto de mis esfuerzos físicos e intelectuales, pongo a
tu disposición mis bienes materiales para que tú los dispongas según tu
voluntad.
Proponer y pedir al Espíritu Santo, que nos dé su gracia para
poder vivir:
o
El Propósito del día:
Morir a nosotros mismos, particularmente renunciar a nosotros
mismos.
o
La imitación de María:
Ser la servidora del Señor – Servir a todos con amor, descubriendo
ello el amor a Dios.
o
Y la práctica Penitencial:
Renunciar voluntariamente a pequeños gustos como son los dulces,
el café u otra cosa que pueda agradarnos.
2.-
En el momento más oportuno:
Lectura de la Sagrada Escritura:
“Si el grano de trigo al caer en tierra no muere, no produce
frutos buenos” Jn 12,24
“He aquí la sierva del Señor” Lc 1,38.
Lectura sobre el Misterio de María – VERDADERA DEVOCION A MARÍA
[Los números en corchete son los números del “tratado de la
verdadera devoción”]
María en el misterio de Cristo
a. En la Encarnación
Dios Padre entregó su Unigénito al mundo solamente por medio de
María. Por más suspiros que hayan exhalado los patriarcas, por más ruegos que
hayan elevado los profetas y santos de la antigua ley durante 4,000 años a fin
de obtener dicho tesoro, solamente María lo ha merecido y ha hallado gracia
delante de Dios por la fuerza de su plegaria y la elevación de sus virtudes. El
mundo era indigno dice San Agustín de recibir al Hijo de Dios inmediatamente de
manos al Padre. Quien lo entregó a María para que el mundo lo recibiera por
medio de Ella. Dios Hijo se hizo hombre para nuestra salvación, pero en María y
por María. Dios Espíritu Santo formó a Jesucristo en María, pero después de
haberle pedido consentimiento por medio de los primeros ministros de su corte.
[16]
b. En los misterio de la
Redención.
Dios Padre comunicó a María su fecundidad, en cuanto una pura
creatura era capaz de recibirla para que pudiera engendrar a su Hijo y a todos
los miembros de su Cuerpo Místico. [17]
Dios Hijo descendió al seno virginal de María como nuevo Adán a su
paraíso terrestre, para complacerse y realizar allí secretamente maravillas de
gracia.
Ella le amamantó, alimentó, cuidó, educó y sacrificó por nosotros.
¡Oh admirable e incomprensible dependencia de un Dios! Para
mostrarnos su precio y gloria infinita, el Espíritu Santo no pudo pasarla en
silencio en el Evangelio, a pesar de habernos ocultado casi todas las cosas
admirables que la Sabiduría encarnada realizó durante su vida oculta.
Jesucristo dio mayor gloria a Dios, su Padre, por su sumisión a María durante
treinta años que la que le hubiera dado convirtiendo al mundo entero con los
milagros más portentosos. ¡¡Oh!,, ¡Cuán altamente glorificamos a Dios, cuando
para agradarle nos sometemos a María, a ejemplo de Jesucristo, nuestro único
modelo! [18]
Si examinamos de cerca el resto de la vida de Jesucristo, veremos
que ha querido inaugurar sus milagros por medio de María. Por la palabra de
Ella santificó a San Juan en el seno de Santa Isabel, su madre, habló María, y
Juan quedó santificado. Este fue su primero y mayor milagro en el orden de la
gracia. Ante la humilde plegaria de María, convirtió el agua en vino en las
bodas de Caná. Era su primer milagro en el orden de la naturaleza. Comenzó y
continuó sus milagros por medio de María y por medio de Ella los continuará
hasta el fin de los siglos. [19]
Dios Espíritu Santo… cuanto más encuentra a María, su querida e
indisoluble Esposa, en una alma, tanto más poderoso y dinámico se muestra para
producir a Jesucristo en esa alma y a ésta en Jesucristo. [20]
o
Rezo del Santo
Rosario
o
o
Participación
en la Santa Eucaristía
3.-
Por la noche:
o
Examen de
conciencia
o
Rezar:
Acto de Contrición
Pésame Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte
ofendido. Sobre todo porque al pecar te ofendí a ti, que tanto me amas.
Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, no volver a pecar y apartarme
de las ocasiones próximas de pecado. Amén.
La Salve
Dios te salve, Reina, Madre de Misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a
ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora,
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de
este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente!
¡Oh piadosa! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa
Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y
promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
“Nunc dimitis”
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en
paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador a quien has presentado ante todos
los pueblos. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Cinco Ave María
Ave María
Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo.
Bendita Tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
Visita
Evangelización Activa
Evangelización Activa, es un
equipo de laicos comprometidos dirigido por el Pbro. Ernesto María Caro, que
desde 1997 lleva la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo mediante el
uso de los medios electrónicos.
Nota Importante:
Este
documento tiene como finalidad animarte a ti, amable lector, a Consagrarte a
Jesucristo, por medio de María. Adquiere el libro “A Jesús por María”, Un camino para la perfecta consagración, del
Padre Ernesto María Caro Osorio, en www.integractiva.com.mx e invita
a más personas a vivir esta maravillosa experiencia de Encuentro con Jesús,
conducido de la mano de María.