II SEMANA - SÉPTIMO DÍA - Consagración de nuestros bienes interiores
II SEMANA –
SÉPTIMO DÍA
Consagración de nuestros bienes interiores. Direccionar todos
nuestros pensamientos y sentimientos a Dios.
1.- Por
la mañana, al levantarse:
Rezar:
o
Credo
Creo en un solo
Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la
tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo
Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido
del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación bajó
del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue
crucificado
en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha
del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a
vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador
de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el
Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por
los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del
mundo futuro.
Amén.
o
Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus
fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según
lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre. (Lucas 1, 46-55)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en
principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen.
o
Consagración
del día a María para que actúe en nosotros y nos proteja de todo peligro.
Oh, Señora mía, oh, Madre mía, yo me ofrezco enteramente a Ti, y
en prueba de mi filial afecto te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi
lengua, mi corazón; en una palabra: todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh,
Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
o
Invocación del
Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo,
y envía del Cielo
un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres,
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh luz santísima!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus
fieles.
Sin tu ayuda,
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está manchado,
riega lo que está árido,
sana lo que está herido.
Dobla lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está
extraviado.
Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus siete sagrados dones.
Dales el mérito de la
virtud,
dales el puerto de la
salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén.
o
Oración
¡¡Oh!,, María, al pie de la Cruz, yo te
consagro todos mis sufrimientos, ¡¡Oh!,, Madre del dolor, sabemos que ningún
ser de este mundo ha sufrido, sufre o sufrirá tanto como tú, pues el amor que
tú has vivido por tu Inmaculada Concepción, te hace la persona más dulce y
sensible del universo. Tú, mujer fuerte, roca sólida del amor, no caigas más
ponte de pie, tú atraes hacia tu corazón todos los sufrimientos de este mundo
para unirlos al Corazón de Jesús y le haces una ofrenda, una Eucaristía
continua. Madre del último dolor, corazón traspasado de María y unido al
Corazón de Jesús que ha muerto por mí, te ofrezco y consagro todos los
sufrimientos que no son ofrendas. ¡Oh, Madre! Haz que unidos todos esos
sufrimientos y dolores a tu corazón, no se desperdicien sino que sirvan a la
redención de los cuerpos y las almas, sobre todo aplícalas a las más
necesitadas de tu divina misericordia. ¡Oh, María!, mediadora y corredentora
por la voluntad del amor de tu Hijo, acepta esta consagración y ofrenda que hoy
te hago. Amén.
Proponer y pedir al Espíritu Santo, que nos dé su gracia para
poder vivir:
o
El Propósito del día:
No quejarme de las adversidades que puedan venir este día.
o
La imitación de María:
Acompañar a los que sufren.
o
Y la práctica Penitencial:
Levantarme más temprano de lo que lo hago ordinariamente.
2.-
En el momento más oportuno:
o
Lectura de la Sagrada Escritura
“No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a
contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en
prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado
como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece.” Jn 19,13-16.
“Y junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su
madre, María, la mujer de Cleofas, y María Magdalena.” Jn 19, 25.
o
Lectura sobre el Misterio de María – VERDADERA DEVOCIÓN A MARÍA
[Los números en corchete son los números del “tratado de la
verdadera devoción”]
María en los últimos tiempos de la Iglesia
a. María y los últimos
tiempos.
La salvación del mundo comenzó por medio de María y por medio de
Ella debe consumarse María casi no se manifestó en la primera venida de
Jesucristo, a fin de que los hombres poco instruidos e iluminados aún cerca de
la persona de su Hijo, no se alejaran de la verdad aficionándose demasiado
fuerte e imperfectamente a la Madre, como habría ocurrido seguramente, si Ella
hubiera sido conocida, a causa de los admirables encantos que el Altísimo le
había concedido aún en su exterior. Tan cierto es esto que San Dionisio
Areopagita escribe que cuando la vio, la hubiera tomado por una divinidad, a
causa de sus secretos encantos e incomparable belleza, si la fe en la que se
hallaba bien cimentado no le hubiera enseñado lo contrario.
Pero, en la segunda venida de Jesucristo, María tiene que ser
conocida y puesta de manifiesto por el Espíritu Santo, a fin de que por Ella
Jesucristo sea conocido, amado y servido. Pues ya no valen los motivos que
movieron al Espíritu Santo a ocultar a su Esposa durante su vida y manifestarla
sólo parcialmente aun después de la predicación del Evangelio. [49]
o
Rezo del Santo
Rosario
o
Participación
en la Santa Eucaristía
3.-
Por la noche:
o
Examen de
conciencia
o
Rezar:
Acto de Contrición
Pésame Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte
ofendido. Sobre todo porque al pecar te ofendí a ti, que tanto me amas.
Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, no volver a pecar y apartarme
de las ocasiones próximas de pecado. Amén.
La Salve
Dios te salve, Reina, Madre de Misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a
ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora,
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de
este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente!
¡Oh piadosa! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa
Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y
promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
“Nunc dimitis”
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en
paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador a quien has presentado ante todos
los pueblos. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Cinco Ave María
Ave María
Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo.
Bendita Tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
Visita
Evangelización Activa
Evangelización Activa, es un
equipo de laicos comprometidos dirigido por el Pbro. Ernesto María Caro, que
desde 1997 lleva la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo mediante el
uso de los medios electrónicos.
Nota Importante:
Este documento tiene como
finalidad animarte a ti, amable lector, a Consagrarte a Jesucristo, por medio
de María. Adquiere el libro “A Jesús por María”, Un camino para la perfecta
consagración, del Padre Ernesto María Caro Osorio, en www.integractiva.com.mx e
invita a más personas a vivir esta maravillosa experiencia de Encuentro con
Jesús, conducido de la mano de María.