III SEMANA - SÉPTIMO DÍA - Consagración de nuestros sentidos
III SEMANA – SÉPTIMO DÍA
Consagración de nuestros sentidos. Que todos los sentidos
busquen y pertenezcan a Dios.
1.- Por
la mañana, al levantarse:
Rezar:
o
Credo
Creo en un solo
Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la
tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo
Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido
del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación bajó
del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue
crucificado
en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha
del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a
vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador
de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el
Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por
los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del
mundo futuro.
Amén.
o
Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus
fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según
lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre. (Lucas 1, 46-55)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en
principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen.
o
Consagración
del día a María para que actúe en nosotros y nos proteja de todo peligro.
Oh, Señora mía, oh, Madre mía, yo me ofrezco enteramente a Ti, y
en prueba de mi filial afecto te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi
lengua, mi corazón; en una palabra: todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh,
Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
o
Invocación del
Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo,
y envía del Cielo
un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres,
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh luz santísima!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus
fieles.
Sin tu ayuda,
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está manchado,
riega lo que está árido,
sana lo que está herido.
Dobla lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está
extraviado.
Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus siete sagrados dones.
Dales el mérito de la
virtud,
dales el puerto de la
salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén.
o
Oración
¡Oh, María amada del Padre desde antes
de todos los siglos! Dame la esperanza del abrazo del Espíritu para vivir en
plenitud y morir como Moisés en un beso de Dios. Me consagro a ti quien me
enseña el abandono del amor crucificante, a la luz que ciega para que podamos
después de haber visto la faz de Dios vivir todavía. Introdúceme en el intenso
silencio de la nube que esconde para revelarse mejor. ¡Oh, María! Que concibes
a Dios en un abrazo de fuego; María, paloma acurrucada en el seno de la Roca,
me consagro a tu silencio, para que pueda descubrir desde este silencio la
hermosura de toda la creación; para que todos mis sentidos la perciban y
descubra cómo: “Dio hizo todo muy bien.” Ayúdame a gozarme continuamente en
Dios mi salvador. Amén.
Proponer y pedir al Espíritu Santo, que nos dé su gracia para
poder vivir:
o
El Propósito del día:
Descubrir lo hermoso de este día.
o
La imitación de María:
Gozarme en la presencia de Dios a lo largo de todo el día.
o
Y la práctica Penitencial:
Pasar un rato en un jardín o en un lugar bello para descubrir la
hermosa que hay en la “nueva creación”.
2.-
En el momento más oportuno:
o
Lectura de la Sagrada Escritura
“Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino
de los cielos. Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra. Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios. Bienaventurados
los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados
aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el
reino de los cielos. Bienaventurados serán ustedes cuando los insulten y
persigan, y digan todo género de mal contra ustedes falsamente, por causa de
mí. Regocíjense salten de contento, porque la recompensa en los cielos es
grande para ustedes.” Mt 5, 3-12.
“Entonces María dijo: Mi alma Glorifica al Señor, y mi espíritu se
alegra en Dios mi Salvador.” Lc 1, 46-47.
o
Lectura sobre el Misterio de María – VERDADERA DEVOCIÓN A MARÍA
[Los números en corchete son los números del “tratado de la
verdadera devoción”]
El culto a María en la Iglesia
Por tanto, si establecemos la sólida devoción a la Santísima
Virgen es sólo para establecer más perfectamente la de Jesucristo y ofrecer un
medio fácil y seguro para encontrar al Señor. Si la devoción a la Santísima
Virgen apartarse de Jesucristo, habría que rechazarla como ilusión diabólica.
Pero como ya he demostrado y volveré a demostrarlo más adelante sucede todo lo
contrario. Esta devoción no es necesaria para hallar perfectamente a
Jesucristo, amarlo con ternura y servirlo con fidelidad. [62]
Me dirijo a Ti, por un momento, mi amabilísimo Jesús, para
quejarme amorosamente ante tu divina Majestad, de que la mayor parte de los cristianos,
aún los más instruidos, ignoran la estrechísima unión que te liga a tu Madre
Santísima. Tú, Señor, estás siempre con María y María está siempre contigo: de
lo contrario dejaría de ser lo que es; María está de tal manera trasformada en
Ti por la gracia, que Ella ya no vive ni es nada: Tú, Jesús mío, vives y reinas
en Ella más perfectamente que en todos los ángeles y santos.
¡Ah! Si te conociera la gloria y amor que recibes en esta criatura
admirable, ¡Se tendrían hacia Ti y hacia Ella sentimientos muy diferentes de
los que ahora se tienen! Ella se halla tan íntimamente unida a Ti que sería más
fácil o separar la luz del sol, el calor del fuego, más aún, sería más fácil
separar de Ti a todos los ángeles y santos que a la excelsa María: porque Ella te
ama más ardientemente y te glorifica con mayor perfección que todas las demás
creaturas juntas. [63]
o
Rezo del Santo
Rosario
o
Participación
en la Santa Eucaristía
3.-
Por la noche:
o
Examen de
conciencia
o
Rezar:
Acto de Contrición
Pésame Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte
ofendido. Sobre todo porque al pecar te ofendí a ti, que tanto me amas.
Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, no volver a pecar y apartarme
de las ocasiones próximas de pecado. Amén.
La Salve
Dios te salve, Reina, Madre de Misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a
ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora,
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de
este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente!
¡Oh piadosa! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa
Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas
de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
“Nunc dimitis”
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en
paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador a quien has presentado ante todos
los pueblos. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Cinco Ave María
Ave María
Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo.
Bendita Tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
Visita
Evangelización Activa
Evangelización Activa, es un
equipo de laicos comprometidos dirigido por el Pbro. Ernesto María Caro, que
desde 1997 lleva la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo mediante el
uso de los medios electrónicos.
Nota Importante:
Este documento tiene como
finalidad animarte a ti, amable lector, a Consagrarte a Jesucristo, por medio
de María. Adquiere el libro “A Jesús por María”, Un camino para la perfecta
consagración, del Padre Ernesto María Caro Osorio, en www.integractiva.com.mx e
invita a más personas a vivir esta maravillosa experiencia de Encuentro con
Jesús, conducido de la mano de María.