IV SEMANA - SÉPTIMO DÍA - Preparación para alcanzar el amor sublime de Dios
IV SEMANA –
SÉPTIMO DÍA
Preparación para alcanzar el amor sublime de Dios por medio de
María Santísima.
1.- Por
la mañana, al levantarse:
Rezar:
o
Credo
Creo en un solo
Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la
tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo
Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido
del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación bajó
del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue
crucificado
en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha
del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a
vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador
de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el
Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por
los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del
mundo futuro.
Amén.
o
Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según
lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre. (Lucas 1, 46-55)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en
principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen.
o
Consagración
del día a María para que actúe en nosotros y nos proteja de todo peligro.
Oh, Señora mía, oh, Madre mía, yo me ofrezco enteramente a Ti, y
en prueba de mi filial afecto te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi
lengua, mi corazón; en una palabra: todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh,
Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
o
Invocación del
Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo,
y envía del Cielo
un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres,
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh luz santísima!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus
fieles.
Sin tu ayuda,
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está manchado,
riega lo que está árido,
sana lo que está herido.
Dobla lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está extraviado.
Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus siete sagrados dones.
Dales el mérito de la
virtud,
dales el puerto de la
salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén.
o
Oración
Adán y Eva en el Paraíso, hasta antes
del pecado reinaban sobre la creación en una unidad perfecta y en armonía.
María, tú eres la nueva Eva y tu Hijo bien amado el nuevo Adán; ¡Oh, María! Te
pedimos que en el nuevo paraíso, que es la Iglesia Inmaculada, nacida del
costado abierto de tu Hijo, reinen sus corazones. Para ello te ofrezco cuanto
tengo y cuanto soy, y con las palabras de santa Teresita, te quiero decir con
todo mi corazón: “En el corazón de la Iglesia, mi Madre yo seré el amor.”
Es por ello que me consagro totalmente
a ti, Madre de la Iglesia que surge sin mancha ni arruga el día de la venida
del Esposo. María Madre mía, Madre de la Unidad de todos sus miembros, recibe
mi consagración y todo mi amor. Amén.
Proponer y pedir al Espíritu Santo, que nos dé su gracia para
poder vivir:
o
El Propósito del día:
Ser dócil a las inspiraciones del Espíritu y dejarme guiar durante
todo el día por ellas.
o
La imitación de María:
En todo momento, responder como ella: “Hágase en mi como has
dicho”.
o
Y la práctica Penitencial:
Repetir continuamente: Dios mío, mi Dios y mi TODO. ¡Cuánto te
amo!
2.-
En el momento más oportuno:
o
Lectura de la Sagrada Escritura
“Si me aman, guardarán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y
Él les dará otro Consolador para que esté con ustedes para siempre; es decir,
el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le
conoce, pero ustedes sí lo conocen porque mora con ustedes y estará en ustedes.
No los dejaré huérfanos; vendré a ustedes. ... Jesús respondió, y le dijo: Si
alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y
haremos con él morada. El que no me ama, no guarda mis palabras; la palabra que
están escuchando no es mía, sino del Padre que me envió. Estas cosas se las he
dicho estando con ustedes. Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el
Padre enviará en mi nombre, Él les enseñará todas las cosas, y les recordará
todo lo que les he dicho.” Jn 14, 15-18. 23-26.
“Después de haberse marchado ellos, un ángel del Señor se le
apareció a José en sueños, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre y
huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes va a buscar
al niño para matarle. Y él, levantándose, tomó de noche al niño y a su madre, y
se trasladó a Egipto; y estuvo allá hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera
lo que el Señor habló por medio del profeta, diciendo: De Egipto llame a mi
Hijo.” Mt
2,13-15.
o
Lectura sobre el Misterio de María – VERDADERA DEVOCIÓN A MARÍA
[Los números en corchete son los números del “tratado de la
verdadera devoción”]
El culto a María en la Iglesia
Afirmo que debemos pertenecer a Jesucristo y servirle, no sólo
como mercenarios, sino como esclavos de amor, que por efecto de un intenso amor
se entregan y consagran a su servicio en calidad de esclavos por el único honor
de pertenecerle.
Antes del Bautismo éramos esclavos del diablo. El Bautismo nos
transformó en esclavos de Jesucristo. Es necesario, pues, que los cristianos
sean esclavos del diablo o de Jesucristo. [73]
Lo que digo en términos absolutos de Jesucristo, lo digo
proporcionalmente de la Santísima Virgen. Habiéndola escogido Jesucristo por
compañera inseparable de su vida, muerte, gloria y poder en el cielo y en la
tierra, le otorgó gratuitamente respecto a su Majestad todos los derechos y
privilegios que El posee por naturaleza.
"Todo lo que conviene a Dios por naturaleza conviene a María
por gracia" dicen los santos. De suerte que, según ellos, teniendo los dos
el mismo querer y poder, tienen también los mismos súbditos, servidores y
esclavos. [74]
Podemos, pues conforme al parecer de los santos y de muchos
varones insignes llamarnos y hacernos esclavos de amor de la Santísima Virgen,
a fin de serlo más perfectamente de Jesucristo. La Virgen Santísima es el medio
del cual debemos servirnos para ir a Él. Pues María no es como las demás
creaturas, que, si nos apegamos a ellas, pueden separarnos de Dios en lugar de
acercarnos a Él. La inclinación más fuerte de María es la de unirnos a
Jesucristo, su Hijo; y la más viva inclinación del Hijo es que vayamos a Él por
medio de su Santísima Madre. Obrar así es honrarlo y agradarle, como sería
honrar y agradar a un rey el hacerse esclavos de la reina para ser mejores
súbditos y esclavos del soberano. Por esto, los santos Padres y entre ellos San
Buenaventura, dice que la Santísima Virgen es el camino para llegar al Señor.
[75]
Más aún, si como he dicho la Santísima Virgen es la Reina y
Soberana del cielo y de la tierra, ¿por qué no ha de tener tantos súbditos y
esclavos como creaturas hay? Y, ¿no será razonable que, entre tantos esclavos
por fuerza, los haya también de amor, que escojan libremente a María como a su
Soberana? Pues ¡qué! Han de tener los hombres y los demonios sus esclavos
voluntarios y ¿no los ha de tener María? Y ¡qué! Un rey se siente honrado de
que la reina, su consorte, tenga esclavos sobre los cuales pueda ejercer
derechos de vida y muerte en efecto, el honor y poder del uno son el honor y
poder de la otra y el Señor, como el mejor de los hijos, ¿no se sentirá feliz
de que María, su Madre Santísima, con quien ha compartido todo su poder, tenga
también sus esclavos? ¿Tendrá El menos respeto y amor para con su Madre, que
Asuero para con Esther y Salomón para con Betsabé? ¿Quién osará decirlo o
siquiera pensarlo? [76]
o
Rezo del Santo
Rosario
o
Participación en
la Santa Eucaristía
3.-
Por la noche:
o
Examen de
conciencia
o
Rezar:
Acto de Contrición
Pésame Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte
ofendido. Sobre todo porque al pecar te ofendí a ti, que tanto me amas.
Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, no volver a pecar y apartarme
de las ocasiones próximas de pecado. Amén.
La Salve
Dios te salve, Reina, Madre de Misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a
ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora,
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de
este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente!
¡Oh piadosa! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa
Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y
promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
“Nunc dimitis”
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en
paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador a quien has presentado ante todos
los pueblos. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Cinco Ave María
Ave María
Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo.
Bendita Tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
Visita
Evangelización Activa
Evangelización Activa, es un equipo
de laicos comprometidos dirigido por el Pbro. Ernesto María Caro, que desde
1997 lleva la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo mediante el uso de
los medios electrónicos.
Nota Importante:
Este documento tiene como
finalidad animarte a ti, amable lector, a Consagrarte a Jesucristo, por medio
de María. Adquiere el libro “A Jesús por María”, Un camino para la perfecta
consagración, del Padre Ernesto María Caro Osorio, en www.integractiva.com.mx e
invita a más personas a vivir esta maravillosa experiencia de Encuentro con
Jesús, conducido de la mano de María.