IV SEMANA - SEXTO DÍA - Preparación para alcanzar el amor sublime de Dios
IV SEMANA – SEXTO
DÍA
Preparación para alcanzar el amor sublime de Dios por medio de
María Santísima.
1.- Por
la mañana, al levantarse:
Rezar:
o
Credo
Creo en un solo
Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la
tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo
Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido
del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación bajó
del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue
crucificado
en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha
del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a
vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador
de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el
Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por
los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del
mundo futuro.
Amén.
o
Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según
lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre. (Lucas 1, 46-55)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en
principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen.
o
Consagración
del día a María para que actúe en nosotros y nos proteja de todo peligro.
Oh, Señora mía, oh, Madre mía, yo me ofrezco enteramente a Ti, y
en prueba de mi filial afecto te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi
lengua, mi corazón; en una palabra: todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh,
Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
o
Invocación del
Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo,
y envía del Cielo
un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres,
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh luz santísima!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus
fieles.
Sin tu ayuda,
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está manchado,
riega lo que está árido,
sana lo que está herido.
Dobla lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está
extraviado.
Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus siete sagrados dones.
Dales el mérito de la
virtud,
dales el puerto de la
salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén.
o
Oración
María, flor de Galilea hija de David.
Tú eres el templo que David no pudo construir en contra la voluntad de la
dirección del profeta Nathán. “El Señor está contigo”. Tú eres el velo del
templo y el lugar Santísimo, el arca y al puerta que conduce al corazón del
santuario. Tú eres, ¡Oh hija de Sión! la ciudad santa cuyos habitantes elevan
continuamente su oración a Dios; ciudad que percibe la paz, esposa del Mesías,
el Príncipe de paz. Tú eres la reina de la paz, tú eres quien nos da a Aquel
que nos da la verdadera paz, esa paz que el mundo no da.
Oh, María, yo me consagro totalmente a
ti para volverme un artesano de paz, un artesano de la presencia divina que salva
y reestablece la alianza del hombre con el hombre, del hombre con el mundo, del
hombre con Dios. Amén.
Proponer y pedir al Espíritu Santo, que nos dé su gracia para
poder vivir:
o
El Propósito del día:
Espera la misericordia de Dios con una confianza infinita.
o
La imitación de María:
Experimentar la dulzura del Espíritu que mora en nosotros.
o
Y la práctica Penitencial:
Repetir continuamente: Dios mío, mi Dios y mi TODO. ¡Cuánto te
amo!
2.-
En el momento más oportuno:
o
Lectura de la Sagrada Escritura
“La paz les dejo, mi paz les doy; no se las doy como el mundo la
da. No se turbe su corazón, ni tenga miedo. Ha oído que les dije: ‘Me voy, y
vendré a ustedes.’ Si me amaran, Se alegrarían porque voy al Padre, ya que el
Padre es mayor que yo. Se los he dicho ahora, antes que suceda, para que cuando
suceda, crean.” Jn 14, 27-29.
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas
no hay ley. Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus
pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el
Espíritu.”
Gal 5,22-25.
o
Lectura sobre el Misterio de María – VERDADERA DEVOCIÓN A MARÍA
[Los números en corchete son los números del “tratado de la
verdadera devoción”]
El culto a María en la Iglesia
Hay una diferencia total entre criado y esclavo.
1º. El criado no entrega a su patrón todo lo que es, todo lo que
posee ni todo lo que puede adquirir por sí mismo o por otros; el esclavo se
entrega totalmente a su amo, con todo lo que posee y puede adquirir, sin
excepción alguna:
2º. El criado exige retribución por los servicios que presta a su
patrón; el esclavo, por el contrario, no puede exigir nada, por más asiduidad,
habilidad y energía que ponga en el trabajo;
3º. El criado puede abandonar a su patrón cuando quiera o al
menos, cuando expire el plazo del contrato; mientras que el esclavo no tiene
derecho a abandonar a su amo cuando quiera;
4º El patrón no tiene sobre el criado derecho ninguno de vida o
muerte, de modo que si lo matase como a uno de sus animales de carga, cometería
un homicidio; el amo, en cambio, conforme a la ley tiene sobre su esclavo
derecho de vida y muerte, de modo que puede venderlo a quien quiera o matarlo
perdóname la comparación como haría con su propio caballo;
5º Por último, el criado está al servicio del patrón sólo
temporalmente; el esclavo, lo está para siempre. [71]
Nada hay entre los hombres que te haga pertenecer más a otro que
la esclavitud. Nada hay tampoco entre los cristianos que nos haga pertenecer
más completamente a Jesucristo y a su Santísima Madre que la esclavitud
aceptada voluntariamente a ejemplo de Jesucristo, que por nuestro amor tomó
forma de esclavo y de la Santísima Virgen que se proclamó servidora y esclava
del Señor. El apóstol se honra en llamarse servidor de Jesucristo. Los
cristianos son llamados repetidas veces en la Sagrada. Escritura servidores de
Cristo. Palabra que como hace notar acertadamente un escritor insigne equivalía
antes a esclavo, porque entonces no se conocían servidores como los criados de
ahora, dado que los señores sólo eran servidos por esclavos o libertos.
Para afirmar abiertamente que somos esclavos de Jesucristo, el
Catecismo del Concilio de Trento se sirve de un término que no deja lugar a
dudas, llamándolos mancipia Christi: esclavos de Cristo. [72]
o
Rezo del Santo
Rosario
o
Participación
en la Santa Eucaristía
3.-
Por la noche:
o
Examen de
conciencia
o
Rezar:
Acto de Contrición
Pésame Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte
ofendido. Sobre todo porque al pecar te ofendí a ti, que tanto me amas.
Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, no volver a pecar y apartarme
de las ocasiones próximas de pecado. Amén.
La Salve
Dios te salve, Reina, Madre de Misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a
ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora,
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de
este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente!
¡Oh piadosa! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa
Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y
promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
“Nunc dimitis”
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en
paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador a quien has presentado ante todos
los pueblos. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Cinco Ave María
Ave María
Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo.
Bendita Tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
Visita
Evangelización Activa
Evangelización Activa, es un
equipo de laicos comprometidos dirigido por el Pbro. Ernesto María Caro, que
desde 1997 lleva la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo mediante el
uso de los medios electrónicos.
Nota Importante:
Este documento tiene como
finalidad animarte a ti, amable lector, a Consagrarte a Jesucristo, por medio
de María. Adquiere el libro “A Jesús por María”, Un camino para la perfecta
consagración, del Padre Ernesto María Caro Osorio, en www.integractiva.com.mx e
invita a más personas a vivir esta maravillosa experiencia de Encuentro con
Jesús, conducido de la mano de María.